La “alopecia X” es una forma de alopecia que se describió por primera vez en los años 50.
Ha recibido distintos nombres incluyendo desequilibro adrenal de las hormonas sexuales,
síndrome del pelo lanoso, coat funk, enfermedad de la piel negra, seudocushing y
disfunción del crecimiento folicular de las razas de pelo aterciopelado.
Los distintos nombres son meramente descriptivos y se basan en los diferentes hallazgos
endocrinos o en la respuesta clínica a diferentes procedimientos terapéuticos. A pesar de
las extensas investigaciones, la patogenia sigue siendo desconocida, aunque la respuesta a
distintos tratamientos sugiere que están implicadas alteraciones en el metabolismo de las
hormonas esteroideas y de las hormonas sexuales.
Los signos dermatológicos son:
• Pérdida del pelo del tronco, progresiva y no pruriginosa (que no produce picor).
• Inicialmente afecta al pelo primario, lo que provoca un pelaje frágil, seco, “de cachorro”.
• El color del pelo se aclara.
• La cabeza y las extremidades se mantienen bien hasta los estadios finales.
• Las zonas de roce son las primeras en verse afectadas.
• El pelo es más mate.
• Hiperpigmentación de la piel.
Sin duda, los pomeranias jóvenes representan el "paciente con alopecia X" más típico, pero
esta afección se ha descrito en muchas razas como las de pelo afelpado (chow chow,
keeshond), las razas nórdicas (malamute de Alaska, samoyedo y husky siberiano), los
caniches, etc. De manera reciente, se ha descrito en schipperkes un trastorno que se
asemeja clínica e histológicamente a la alopecia X.
Se ha planteado que se trata de una endocrinopatía que se caracteriza por un aumento de
la concentración de 17-hidroxiprogesterona (17-OHP) en sangre, provocada por una función
anómala del eje hipófisis- adrenales que también conduce a un ligero incremento del cortisol
o de sus precursores.
Se cree que tiene una base genética por la fuerte predisposición racial y la aparición en
animales jóvenes, hay un estudio donde un animal clonado desarrolló la misma alopecia
que el animal donante.
Hay un trabajo en curso en el keeshond y en el pomerania buscando mutaciones genéticas.
El diagnóstico de la alopecia X es por exclusión. Esto significa que no hay un test que
nos dé un diagnóstico positivo o negativo a esta enfermedad en concreto, para considerar
que el animal padece Alopecia X debemos descartar el resto de enfermedades que
producen alopecia.
Las pruebas recomendadas son:
1. Analítica de sangre: Hemograma y bioquímica con electrolitos. Nos ayuda a
determinar que no existan alteraciones como anemia, inflamación, alteraciones
hepáticas o renales, cambios en los electrolitos, etc, que nos hagan sospechar de
patologías en el organismo que expliquen la pérdida de pelo.
2. Analítica de orina: especialmente la valoración de la densidad urinaria nos puede dar
sospechas de alteraciones endocrinas de otro tipo.
3. Chequeo del sistema endocrino: especialmente el funcionamiento del tiroides y las
glándulas adrenales.
4. Biopsia de piel: la biopsia puede revelar alteraciones en el folículo del pelo que son
específicas de este tipo de alteraciones del pelaje: “Folículos en llama”.
Los perros afectados por Alopecia X están sanos y los resultados de la hematología y de la
bioquímica rutinarias deberían ser normales.
Una vez diagnosticada la Alopecia X hay que tener en cuenta que esta alteración es un
problema estético y no requiere tratamiento, no obstante, en algunos casos está indicado o
lo desean los tutores del animal.
Los tratamientos habitualmente utilizados tienen resultados inconstantes por lo que en
nuestro centro sólo recomendamos aquellos tratamientos que carezcan de efectos
secundarios graves para la vida del animal.
¿Qué opciones tenemos?
Castración
Algunos perros responden a la castración, pero a menudo vuelven a recaer después de un
par de años. Se ha descrito que en un 42,9% de pomeranias ocurre el recrecimiento del
pelo en los 6 meses siguientes a la castración.
Deslorelina
Un implante de deslorelina suprime la hormona estimulante de los folículos (FSH) y la
hormona luteinizante (LH). Los perros suelen responder bien y pueden necesitar o no otro
implante. Algunos animales se pueden tratar y manejar con un implante cada dos de años o
solo cuando lo necesiten. Los chow chows y los keeshonds tienden a responder mejor que
los pomeranias.
Melatonina
La melatonina es eficaz en el 25-30 % de los pacientes. Es muy segura, aunque los tutores
deben saber que necesitan administrar medicación de manera diaria. La melatonina
suprime las hormonas sexuales y la prolactina y, por lo tanto, consigue una regulación al
alza de la fase anágena (de crecimiento del pelo). Se ha descrito que muchos perros
acaban perdiendo el nuevo pelo a largo plazo, incluso si se mantiene el tratamiento, por lo
que se recomienda interrumpirlo una vez que se haya establecido el recrecimiento del pelo.
Existen otros tratamientos, utilizados habitualmente para tratar alteraciones del sistema
endocrino, pero las dosis necesarias para observar crecimiento del pelo y los efectos
secundarios relacionados, los convierten en una opción no recomendada.
También hay publicaciones sobre productos tópicos o realizar un traumatismo superficial de
la piel con micropunción (“microneedling”), con resultados inconstantes.
Independientemente de si se decide o no intentar un tratamiento, se recomienda tomar
medidas de mantenimiento de la piel y el manto comunes a cualquier trastorno de la piel:
- Correcta alimentación de buena calidad
- Suplementación con ácidos grasos esenciales
- Champúterapia frecuente con productos hidratantes y que protejan y mantengan la
barrera cutánea.
- Evitar rasurado del pelo.
- Uso constante de antiparasitarios, preferiblemente de la familia de las Isoxazolinas.
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